domingo, 23 de agosto de 2009

¿Depresión post-vacacional?


Es sabido que tras un período de vacaciones, volver a la rutina, a los madrugones, a verse atrapado en los atascos y, sobre todo, enfrentarse a los retos que plantea el día a día en el puesto de trabajo, puede alterar el ánimo a cualquiera.

Estos días he oído en varios medios de comunicación que un tercio de la población sufre trastornos a su vuelta de vacaciones, y parte de ellos, llegan a sufrir una depresión en toda regla.

¿Pero que hay que decir de quienes no tienen trabajo? De quienes madrugar sólo supone enfrentarse a un día aún más largo, o los que deben hacer "ingeniería económica" para poder llegar a fin de mes, o a los que se les deniegan ayudas económicas por no tener los requisitos mínimos.

Nunca he oído hablar de la "depresión del parado" o la del "sin papeles" o la del "pobre". Ellos, por no tener, no tienen derecho, ni tan siquiera, a estar deprimidos.

Aquellos que sufren trastornos post-vacacionales deberían darse cuenta de lo afortunados que son. Una buena manera de sobrellevar esos primeros días es evitar llegar el domingo por la noche para incorporarse el lunes, comentar con los compañeros los momentos de vacaciones y, sobre todo, tener una actitud positiva ante el trabajo.

Mi método consiste en no consumir todos los días de vacaciones en verano, en reservar unos días para poder disfrutarlos el resto del año. Recuerda que meses como octubre o noviembre se hacen muy largos y siempre viene bien intercalar algún día de descanso.