El camino que se inició hace unos años con películas como "Los crímenes de Oxford", "Alatriste", "Los otros", "Ágora", "Buried" o "Luces Rojas" y culmina con el reciente éxito de "Lo imposible" ha marcado una clara tendencia en el mercado cinematográfico de nuestro país. ¿Os habéis fijado?
¿En qué consiste este cambio en el cine español?
La respuesta es sencilla... en no parecerlo. Un buen guión, un ambiente "Made in USA" y contar con actores de renombre mundial como John Hurt, Nicole Kidman, Robert de Niro, Sigourney Weaver o los protagonistas de la película de Juan Antonio Bayona, Naomi Watts y Ewan McGregor son una apuesta casi segura. Esto, añadido a que están grabadas en inglés, favorece su distribución en el mercado internacional (exceptuando la mala costumbre del doblaje en nuestro país, uno de los pocos que lo hacen en Europa).
El problema radica en que perdemos algo de la identidad propia, mimetizando los buenos argumentos con apariencia de película americana, cosa que en Estados Unidos saben aprovechar muy bien. Exitos europeos como "Abre los ojos", "Nikita", "Tres solteros y un biberón", tuvieron su correspondiente versión en "Vanilla Sky", "La profesional" y "Tres hombres y un bebé", respectivamente. De todas formas, a pesar de sus mayores presupuestos, sus fantásticas escenas de acción y sus actores de primer orden... el argumento no mejora.
Otro apartado que quiero comentar es el de las "subvenciones". La industria del cine debe subsistir de sus propios logros, realizar buenas películas y atraer a un público, lamentablemente, cada vez más minoritario. Está claro dónde se encuentra el futuro del cine... en Internet.
