sábado, 22 de febrero de 2014

Concertinas, un asunto espinoso



Bajo este nombre tan engañoso se esconde un arma, pasiva, pero no por ello menos agresiva.
Ningún inmigrante dejará de saltar una valla por tener cuchillas que se interpongan entre su vida de miseria y ese "paraíso prometido" que tanto anhela. Por ese motivo, es inhumano agravar el sufrimiento mediante el uso de concertinas.
Si de algo estoy seguro es que no consiste en crear muros  más altos, electrificados, repletos de alambre de espino, sino por la cooperación con los países de origen.
La solución no es fácil. Está claro que España no puede ser la puerta de entrada a Europa, pero las cosas han de hacerse respetando los derechos de quienes carecen de ellos al otro lado de la verja.
Por otra parte, está la difícil tarea de la Guardia Civil. No es sencillo ceñirse a protocolos establecidos cuando se trata de controlar seres humanos tan necesitados.