martes, 19 de enero de 2010

Mientras Dios descansa



Desde el principio de los tiempos, el hombre ha necesitado creer en un ser superior, un ente protector que dé sentido a su vida y le prometa la eternidad tras ella. Un creador del universo, omnipresente, justo y, en ocasiones, incluso castigador.

Pero Dios debe descansar y, cuando lo hace, cae en un profundo sueño. Es, entonces, cuando el mal sale de su escondrijo y campa a sus anchas entre los humanos.

Esa maldad genera la desesperación, el desasosiego y, si tiene tiempo suficiente, ocasiona catástrofes, dolor, enfermedad y muerte.

Cuando el Señor despierta de su inevitable y reparador sueño intenta paliar los daños causados por el mal. No siempre lo consigue.

Ayer Dios se tomó un largo descanso y la enfermedad consiguió llevarse a un niño de seis años, hijo de un amigo.

Pero hoy Dios ha despertado y, con el propósito de aliviar ese sufrimiento, ha acogido en sus brazos al pequeño.
. . . . . .

Como padre, ni quiero ni puedo imaginar el dolor que puede ocasionar la pérdida de un hijo.
Como amigo, desconozco la manera de consolar a quien tanto lo necesita en este momento.

Domingo, espero que me comprendas.

(Dedicado a la familia Cubría-Sánchez)

1 comentario:

Marta F. Rebollos dijo...

Lo siento mucho, Cheban...
No hay palabras que puedan dar consuelo, ni razón que pueda comprender el dolor cuando te toca de una manera tan cruel...
Espero que tu amigo y su familia puedan encontrar descanso en sus corazones y esperanza en medio de tanto dolor...