jueves, 31 de diciembre de 2015

[ 2' 00'' ] La apuesta - Serie Maine (VII)



Cada quince o veinte días, el estado de Maine amanecía con la noticia de que se había perpetrado un nuevo atraco en alguno de los numerosos bancos a lo largo de la ruta interestatal 95.

Jefe, ya van nueve en seis meses. ¡A este ritmo no cobraremos la extra de Navidad!

No, Paul, a este ritmo, cometerá un error.

Además de la regularidad entre los sucesos, había un cierto patrón en todos los golpes. Se trataba siempre de un varón blanco, fuertemente armado y que efectuaba el atraco pocos minutos antes del horario de cierre. Después, huía en un coche de gran cilindrada que aparecía quemado a las afueras de la ciudad. No tenían más pistas.

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Unos días más tarde, el segundo ayudante del sheriff, Paul Wesley, llegó a la comisaría más temprano que de costumbre.

Jefe, he recibido un soplo. El atraco será mañana, en el Camden National Bank.

¿Quién es el confidente?

Es un drogadicto de poco fiar. ¿Qué hacemos?

¡Necesito acción! —exclamó el sheriff —Montaremos vigilancia pero nada de refuerzos, que si el tipo ese no aparece, no quiero hacer el ridículo. Sólo nosotros tres. —Y miró buscando la aprobación de James Dawson, quien asintió con un leve movimiento de cabeza.

¡Usted verá!, ¿Qué se apuesta a que no sucede nada? —dijo Paul.

¡Venga, ...una botella de bourbon!

¡Eso está hecho, jefe!

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Dawson hacía guardia sentado en la oficina del director. Vestido de paisano parecía más un armario ropero que un empleado de banca. Y no era el único policía que permanecía a la espera de acción; al otro lado de la calle, dos coches camuflados estaban preparados para cortar el paso al atracador en caso de fuga. 

En algo más de cinco horas, no había habido ningún movimiento inusual, pero a  falta de diez minutos para el cierre del banco, un aviso en la emisora les hizo saltar de sus asientos.

¡Atención! Hombre blanco sospechoso... Acercándose por Mall Boulevard... Llegando a la entrada del banco... Preparaos... —dijo Paul agazapado dentro de uno de los coches aparcados en la acera de enfrente, y continuó,

¡Falsa alarma! El tipo sigue de largo.

A las dos en punto se cerraron las puertas del banco y diez minutos más tarde, aburrido de tanta espera inútil, el sheriff decidió dar por finalizado el operativo de vigilancia. Nunca una mañana se les había hecho tan larga. 

Se acabó, chicos. ¡Todos a la central! Paul, te debo una botella —dijo un decepcionado Stalker desde la emisora del otro vehículo.

James Dawson había aparcado su coche patrulla en una estrecha callejuela de la parte posterior y allí se dirigió tras salir del banco.

De regreso a la comisaría, se escuchó un segundo aviso, emitido esta vez, desde la emisora de la central.

Atención a todas las patrullas. Atraco en la joyería "Robinson", Mall Boulevard. Localicen un Shelby GT, azul metalizado, matrícula de Illinois.

El ayudante del sheriff arrancó el coche patrulla y salió del callejón para incorporarse al amplio boulevard de cuatro carriles. A lo lejos vio acercarse rápidamente el coche buscado, se abrochó el cinturón de seguridad y dijo:

Ahí viene. ¡Joder, esto va a doler!

Dawson, aproximándose por el carril contrario, dio un volantazo y el coche patrulla impactó, casi frontalmente, contra el llamativo Shelby azul.

El cuerpo del atracador salió despedido a través del parabrisas y fue a estrellarse contra los adoquines de la calzada. En medio de la calle no sólo quedó un cuerpo sin vida sino todo el botín esparcido bajo el coche.

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Mientras James Dawson disfrutaba en casa de unas vacaciones forzosas debido a sus tres costillas rotas, "The Bangor Daily News" daba la noticia de otro éxito del departamento de policía del condado.

El sheriff, Raymon Stalker, celebró en soledad su nueva condecoración, eso sí, brindando con la botella de bourbon ganada en la apuesta. Y, hablando de Paul, decir que por fin cobró su ansiada paga extra.

La única pieza que no se recuperó del botín, un fabuloso anillo de diamantes, fue a parar como regalo de Navidad a Brenda, la mujer de James Dawson. Así recompensó Raymon Stalker la valentía de su ayudante.



Esteban Rebollos (Diciembre, 2015)



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martes, 29 de diciembre de 2015

[ 2' 20'' ] Una segunda oportunidad - Serie Maine (VI)




¿Crees en una segunda oportunidad?
En la segunda, sí. Ya lo dice la Biblia, debemos ser misericordiosos.

¿Y en una tercera? 
De esa no dice nada la Biblia. En esa le rompería las piernas.


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Rachel cambió su apellido de soltera, Dawson, por otro mucho más corriente. Por amor, no le importó pasar a llamarse Rachel Williams. A su marido, Alan, le había conocido hacía nueve años en una cena, irónicamente, en el Día de Acción de Gracias.

Durante los dos primeros años, habían permanecido unidos a pesar de los continuos problemas económicos que tuvieron que soportar, pero la situación se volvió insostenible con la llegada de la pequeña Alexis a la familia.

La primera vez que Alan golpeó a Rachel, consiguió convencerla de que lo había hecho por su bien, por lo mucho que la amaba. Pero las siguientes, simplemente, la dejaba llorando mientras él ahogaba sus problemas pegado a la barra de un bar; siempre, en buena compañía.

Al regresar a casa, oliendo a bourbon barato y perfume de otras mujeres, las cosas empeoraban aún más, hasta el punto de que Rachel tuvo que salir huyendo con la pequeña en brazos, en más de una ocasión. Al día siguiente, y tras pedir perdón, las aguas solían volver a su cauce.

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Sra. Williams, lo siento, la ley me obliga a informar a la policía sobre sus lesiones.

Le aseguro que no es lo que se imagina. Resbalé en la cocina y me golpeé contra una silla.

Sí, ya veo en su historial que es muy propensa a los accidentes domésticos.

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Una llamada, de un viejo compañero del Departamento de Policía de Concord, informaba a James Dawson de la denuncia presentada por el New Hampshire Hospital en el que aparecía, una vez más, el nombre de su hermana.

No le importaba enfrentarse a una sanción administrativa por salir del condado de Bangor sin autorización o, incluso, perder su puesto de trabajo con tal de terminar con aquella situación de una vez por todas. Había intervenido en muchos casos de violencia doméstica pero aquel no era otro más, aquel se había convertido en un asunto personal.

Cuando el coche patrulla salió derrapando del aparcamiento de la comisaría, el reloj del salpicadero marcaba las 16:05. Llegaría a tiempo solo si no levantaba el pie del acelerador y el exceso de tráfico en hora punta no se lo impedía. Al menos, siempre tendría la oportunidad de abrirse paso usando la sirena. En apenas cuarenta minutos recorrió el camino hasta el aserradero en donde trabajaba su cuñado. 

Cuando Dawson frenó delante del viejo portón, salió del coche patrulla, escopeta en mano, dispuesto a matar a su cuñado si fuera necesario. Entró, como un toro, en busca de Alan.

Allí lo encontró, trabajando con la sierra circular mientras desbastaba grandes troncos para fabricar tablones de madera. Alan no vio venir el golpe que el policía le dio con la culata de su escopeta y cayó de rodillas, golpeándose con la máquina en la frente. James tiró del brazo derecho de Alan y gritó:

Ya te faltan dos dedos, pero te voy a cortar la mano con la que golpeas a mi hermana.

Por Dios, James, te juro que no he hecho nada.

Dawson acercó la mano de su cuñado a los dientes de la sierra empezando a cortar el guante de serraje.

¡James, no lo hagas! ¡Creéme! Nos hemos separado. Hace dos meses que no veo a Rachel. ¡No lo hagas, James!

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Rachel, a pesar de la férrea oposición de su hermano, decidió darle una segunda oportunidad a su marido. Tres semanas después, Alan volvió a ver a su hija y el mes siguiente, abandonó la habitación de alquiler para regresar a la casa familiar. 

Aquel año, celebraron el décimo aniversario, rezando todos juntos antes de la cena del Día de Acción de Gracias. Quizás, con un poco de suerte, no sería el último que se reunirían. Al menos, esa situación, sirvió para mantener a los "Dawson" y a los "Williams" más unidos.
  
De vez en cuando, James abre el cajón de su escritorio y mira la caja en donde tiene ocho balas de punta hueca. Entre ellas, una reservada para sí mismo, otra para Alan, por si no cumple su promesa y otras seis, también, con el nombre de su destinatario.



Esteban Rebollos (Diciembre, 2015)



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lunes, 28 de diciembre de 2015

[ 2' 00'' ] Cuestión de color - Serie Maine (V)



Durante la guerra de Vietnam, Neil Tyson sirvió a su país trabajando como cocinero en el USS Forrestal, hasta que fue herido en una pierna por fuego amigo. Tras licenciarse, volvió a Maine donde solo encontró empleo como ayudante de cocina en una vieja cafetería.

La adicción a la bebida había hecho de Neil un hombre violento y pendenciero; eso, su apellido y sus más de doscientas libras de peso eran rasgos comunes con el boxeador Mike Tyson. En menos de dos años pasó de una vida placentera a quedarse viudo, perder el trabajo y ser desahuciado de su propia casa. Estaba claro que la mala suerte se había cebado con él. Desde hacía nueve meses dormía en alguno de los albergues de la ciudad, de donde salía cada mañana para mendigar por las calles de Bangor.

Sentado en uno de los accesos a Hayford Park pedía ayuda a todos los transeúntes que por allí pasaban. En las últimas horas apenas había conseguido unas monedas; hasta que un buen conciudadano recompensó su perseverancia con un billete de diez dólares. Solo entonces, pudo acercarse hasta la licorería a por alcohol para ahogar sus penas.

Una botella de bourbon, por favor. La más barata. —le pidió al empleado.

—¿Ya estás aquí? ¡La última vez me robaste! ¡Lo tengo grabado! —le espetó a Neil.

No se de qué me habla, es la primera vez que entro aquí —respondió posando el billete de diez dólares sobre el mostrador —Por favor, deme una botella de medio litro.

¡Lárgate de mi tienda! Y esto, —refiriéndose al billete —esto a cuenta de lo que me debes —le dijo el empleado mientras se lo guardaba en el bolsillo de la camisa.

Niel agarró la primera botella que encontró a mano y la rompió con fuerza contra el mostrador. Una esquirla de cristal saltó haciéndole un corte en el brazo. A continuación gritó:

¡Hijo de puta, dame la botella o te mato!

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Una alarma parpadeante en la comisaría indicaba que se estaba produciendo un atraco en la licorería de Hammond Street. En apenas un minuto, dos coches de policía llegaron a la puerta de la tienda y allí encontraron al hombre.

—¡Tire el arma!, ¡Échese al suelo! —le ordenó el segundo ayudante del sheriff, Paul Wesley.

¿Qué arma ni qué cojones? Mira la botella, gilipollas —dijo el joven mostrando claros síntomas de embriaguez.

A pesar de estar encañonado, decidió alejarse y hacer caso omiso a las órdenes del policía.

Once disparos hicieron impacto en su cuerpo y el joven negro cayó abatido en medio de la acera.

—¿Por qué le disparaste? ¡Estaba desarmado! —preguntó el sheriff Stalker.

—¡Joder, jefe, yo qué sé! ¡Se movió! —respondió el ayudante. 

¡Calma!, saca tu "tobillera" y pónsela en la mano —le indicó el sheriff.

—¡Y una mierda! —exclamó enfadado —¡No voy a perder mi revólver por este negro! 

¡Ten, ponle esto! —le dijo el sheriff, dándole una navaja que tenía guardada en el bolsillo trasero.

Neil, asustado por los disparos de la policía, decidió dejar la botella rota sobre el mostrador y salir con las manos en alto. Al atravesar la puerta, lo primero que vio fue el cuerpo sin vida del joven negro sobre un charco de sangre.

—¿Quién es usted? ¿Qué coño hace? —preguntó el ayudante Wesley al verle salir con las manos en alto.

—¡Casi nos mata! —exclamó —Yo sólo quería una botella de bourbon pero creo que después de esto... después de esto voy a dejar de beber.

Neil se alejó sin botella, sin sus diez dólares pero sabiendo que aquellas balas estaban destinadas para él. Esa noche, mientras se aseaba en el albergue, se fijó en la herida que tenía en su brazo. Estaba seguro de que esa cicatriz marcaría el inicio de una nueva vida; la segunda oportunidad que tanto necesitaba.

Por una vez había tenido suerte, pero no fue cuestión de azar sino por el color blanco de su piel.

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A la mañana siguiente, una breve reseña en las páginas de noticias locales del "The Bangor Daily News" informaba sobre la muerte de "otro atracador de raza negra" a las puertas de una licorería.



Esteban Rebollos (Diciembre, 2015)



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domingo, 27 de diciembre de 2015

[ 2' 20'' ] La búsqueda - Serie Maine (IV)




...Sus manos no mienten. Usted es el padre de Claire ...¿Está muerta, verdad?

Sí, está muerta. Ahora ya está conmigo.

¡Por favor, Thomas, sáqueme de aquí!

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Uno de los coches patrulla de la ciudad de Derry aparcó delante de la "Mansión Bradley" y eso no podía ser un buen augurio. Thomas Bradley recibió la noticia del hallazgo del cuerpo de su hija justo antes de asistir a la iglesia. Se había refugiado en la religión con la esperanza de que sus plegarias contribuyesen a encontrar a Claire con vida, pero quedó claro que no había rezado lo suficiente.

El día del funeral estaba convencido de que algunas de las personas que le dieron el pésame habían sido cómplices de la muerte de su hija y en eso no estaba confundido. Su mujer, Anne Marie, adicta a los tranquilizantes desde la desaparición de Claire, al menos en público, no derramó ni una sola lágrima.

De todos modos, aquel día juró que no volvería a pisar una iglesia y no porque hubiese perdido la fe, sino porque lo que pretendía hacer no podía confesarse ni ser perdonado.

En los siguientes seis meses, realizó sus propias investigaciones, modificó su testamento, repartió sus bienes entre sus otros dos hijos y lo arregló todo para que, en caso de su fallecimiento, la familia quedase bien amparada. 

Leyó una vez más la carta que Robert Scott le había enviado, rezó una plegaria por su alma y decidió que aquel era el momento de empezar su pequeña cruzada. Seguía los pasos del profesor y, en su interior, intuía que tendría su mismo final.

Abrió el armero y extrajo una vieja escopeta junto con cuatro cajas de cartuchos corrientes. Si hubiese elegido cualquier otra arma, inevitablemente, llamaría la atención entre los expertos cazadores y, sobre todo, nadie en su sano juicio usaría cartuchos de diez dólares para cazar jabalíes en una zona como Rockland.  

Durante una hora, limpió y engrasó la escopeta, mientras recreaba en su mente los pasos que daría. Por primera vez en los últimos meses, esbozó una sonrisa.

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  —Una habitación individual, por favor —le dijo al recepcionista.

¿Para cuántos días?  —le pregunta éste.

Una semana, o poco más.

¿Cazador, no? En esta época tiene que sacar una licencia especial, le informarán en la oficina del sheriff.

Dio las gracias, recogió la llave y se dirigió rápidamente hacia su habitación. Debía descansar para afrontar sus próximos pasos.

Al día siguiente, se personó en la oficina del sheriff para realizar los trámites de la licencia de caza. En su documentación constaba el nombre de Thomas Manson, un antiguo compañero de clase, constructor y residente en Concord. Ya nadie en el pueblo desconocía su presencia. ¡Todo estaba en orden!

El primer día de caza decidió emplearlo únicamente a entablar relaciones con los lugareños. Ese día no quiso llamar la atención, para ello, incluso, dejó escapar a un ciervo del punto de mira de su escopeta. En cambio, el segundo, dio caza a un formidable jabalí que, tras hacerse la foto de rigor, regaló a un restaurante a cambio de una cena para cuatro. ¡Una buena forma de hacer amistades!

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Por cierto, ¿dónde se puede tomar una copa en buena compañía? —dijo mientras degustaban el postre. Su intención era sacarlos del restaurante y visitar el burdel.

Cerca de aquí hay chicas jóvenes y bonitas —su plan dio resultado —¡Vamos, Tom! —y, entre risas y carcajadas, hacia allí se dirigieron.

Fue el primero en entrar al "King´s Cross" y notó el peso de las miradas de todos los que allí se encontraban. Más tarde, el hecho de ir acompañado disipó la curiosidad de los presentes. Distinguió, incluso, alguna cara conocida del grupo de caza de la mañana y, en unos pocos minutos, ya se encontró mucho más cómodo.

A una orden del jefe de sala, dos chicas se acercaron para ofrecerles su compañía. Tras una breve presentación, Thomas y una de las chicas se sentaron en un reservado. Ella le cogió las manos y, en ese instante, supo que él estaba mintiendo.

¿Constructor? Usted no ha sujetado una pala en toda su vida. Sus manos no mienten. Es el padre de Claire —dijo la chica susurrando.

Sí. No me descubras —respondió él

Sabía que vendría. ¿Está muerta, verdad?

Sí, está muerta. Ahora ya está conmigo.

¡Por favor, Thomas, sáqueme de aquí!

¿Tienes quien te cuide cuando salgas de aquí? —preguntó Thomas.

No, no tengo a nadie. —respondió ella.

¿Has oído hablar de Derry?... Puedes quedarte con nosotros el tiempo que quieras. Ahora, allí tienes tu familia. 

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Quince días después, el informe del perito judicial determinó que el incendio del "King´s Cross" había sido intencionado. En uno de los almacenes de bebidas, la policía encontró los cadáveres de los dueños del local. Nunca más se volvió a saber de las chicas. Ahora, todas estaban a salvo.



Esteban Rebollos (Diciembre, 2015)



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domingo, 13 de diciembre de 2015

Lo nórdico está de moda




- Hay mañanas que no sé si levantarme o tragarme un bote de pastillas para acabar con todo.
¿Sabes por qué no lo hago? Por ti, porque la gente como tú me necesita.


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A estas alturas, todos sabéis que los géneros que más disfruto son el "policíaco" y el "suspense", ya sea como lector o como espectador; por este motivo, os quiero recomendar una saga de películas que se ciñen perfectamente al concepto que tengo de lo que debe ser un buen "thriller".

"Misericordia" (2013), "Profanación" (2014), ["Redención" (2016) y "Expediente 64" (2018), dos tres cuatro] películas danesas que muestran la decadencia del protagonista, la falta de empatía con los compañeros y un enfrentamiento continuo con sus superiores, todo ello dentro del típico ambiente lúgubre y oscuro que nos tiene acostumbrado el cine escandinavo.

Tras el éxito obtenido por Ikea, la saga Millennium de Stieg Larsson, la serie "El puente" y, por supuesto, las novelas de Camilla Läckberg han aparecido en el mercado una gran cantidad de autores suecos, noruegos o daneses con nombres impronunciables para el resto del mundo por debajo del paralelo 55.

Dentro de la colección de "Los casos del Departamento Q" del danés Jussi Adler-Olsen, en España se han publicado cinco novelas protagonizadas por el inspector Carl Mørk, jefe de la "Unidad especial de crímenes no resueltos", su ayudante de origen sirio, Hafez al-Assad y Rose, la eficiente y pelirroja secretaria.

Estoy esperando por una nueva entrega, que no dudo que la habrá, porque ya lo dicen los refranes:

¡No hay dos sin tres! Ni, ¡Tres sin cuatro!

Actualización (Diciembre, 2016): Efectivamente, el tiempo me ha dado la razón y este año se ha estrenado la tercera parte. "Redención", otra excelente película centrada en el secuestro de niños pertenecientes a una secta. Por supuesto, tanto argumento como fotografía, en la misma línea que las anteriores.

¡Una trilogía altamente recomendable!

Actualización (Diciembre, 2018): Nuevamente edito la entrada, esta vez, para incluir una cuarta película. "Expediente 64", estrenada en octubre y cuyo argumento se adentra en el siempre comprometido campo de los experimentos médicos. Tras la aparición de tres cadáveres momificados, el inspector y su ayudante se verán involucrados en un nuevo caso.

¡Una saga altamente recomendable!






domingo, 6 de diciembre de 2015

¡Sáltate el quinto mandamiento!






Comentario sobre "MATARÉ A MIS VECINAS"

- ¿Qué puedes hacer si tus vecinas te hacen la vida imposible?

- Una de dos: o mudarse o matarlas.

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Hay libros donde el propio título ya desvela parte de la trama; no hay duda de que éste es uno de ellos, por eso mismo, no voy a hacer la típica reseña sino que paso directamente al comentario.

Ekaterina T. Vasilieva nos trae la receta infalible para librarse de esos vecinos problemáticos que todos tenemos.

Se trata de una novela que se hace muy corta por lo ameno de su lectura. Lejos de los estereotipos de los relatos comerciales, y ambientada en una ciudad de provincias, nos lleva por situaciones cotidianas, totalmente verosímiles y resolviendo con mucho ingenio los "pequeños" problemas que ocasionan estas vecinas octogenarias.

Ekaterina, compañera de trabajo, intenta convencernos de que ésta no es la solución para solventar los problemas vecinales, aunque, hay que reconocer que la idea es sumamente tentadora.

¡Está claro que las soluciones drásticas son las mejores!

Destacar que es la segunda novela de esta autora. La primera, cuyo título es "Rus", es una novela histórica sobre el origen de las actuales Rusia y Ucrania, también publicada por "Círculo Rojo". Esta editorial facilita a los autores noveles dar a conocer sus obras con el propósito de hacerse un nombre en el mundo literario.

Enlaces relacionados:




Si has llegado hasta aquí, quizás sea porque has encontrado algo interesante que leer. Si quieres ver alguno de mis otros comentarios o relatos breves puedes acceder a la página principal desde este enlace "El Viento del Norte".
Te invito a volver cuando quieras para mostrarte las próximas entradas que escriba.
¡Gracias por tu visita!

lunes, 23 de noviembre de 2015

[ 2' 30'' ] Hielo en el corazón - Serie Maine (III)



Daban las diez de la noche cuando Robert Scott entró por la puerta del despacho del sheriff. Sus lentos pasos y su aspecto abatido eran muestra del sufrimiento por el que estaba pasando. 

Ante él apareció una estancia sobria, unos cuantos muebles pasados de moda y una alfombra envejecida por el paso del tiempo. De entre todos los enseres, el único elemento que llamó su atención fue el gran sillón de piel de búfalo en el que se encontraba sentado el sheriff.

Al verle aparecer, Raymon Stalker colgó apresuradamente el teléfono y con un simple movimiento de cabeza le indicó que pasase. El sheriff hizo una profunda y pausada inspiración, mientras sus ojos se posaban en el pobre hombre que tenía ante sí, diciendo,

- ¡Adelante, Rob! Me acaban de pasar unas breves notas sobre el caso pero, por favor, me gustaría que  me lo explicases tú mismo.

- Por supuesto, Ray, te contaré todo, todo lo que he averiguado - Robert se quedó pensativo durante unos instantes y, tras esa pausa, empezó a relatar su historia.

Esta mañana, camino del trabajo, me paré en el pequeño puesto de la terminal de autobuses a comprar el periódico. Tras pagar, guardé la vuelta en mi billetera y, como cada día, seguí andando hasta el instituto.

A la hora del café decidí tomar un "capuccino" en el Starbucks de la esquina y, al pagar, me dí cuenta de que el billete saqué de mi cartera tenía algo escrito; eso llamó mi atención - explica con emoción - El mensaje fue demasiado inquietante para entregarlo y, al final, opté por abonar la consumición con monedas. En el billete estaba escrito,

"ME OBLIGAN A PROSTITUIRME EN UN LUGAR LLAMADO KING´S CROSS.
SOY ANNE CLAIRE BRADLEY. POR DIOS, AYUDADME"

Aunque el mensaje podría ser falso, ese nombre me era familiar y no pude concentrarme en las clases a lo largo de toda la mañana. Estuve buscando entre los antiguos expedientes y anuarios, sobre todo, en las orlas de fin de curso del instituto de Bangor. Después de ver aquellas fotografías, por fin recordé su rostro. Yo mismo le impartí clases durante dos cursos - a continuación extrajo de un sobre una pequeña libreta donde había anotado todos los resultados de su investigación y empezó a leer de seguido.

- Anne Claire Bradley, 22 años, desaparecida hace 14 meses, estudiante de la Escuela de Arte en Portland. Nacida en Bangor, Maine, Padres: Anne Marie (canadiense / ama de casa) y Thomas J. Bradley (estadounidense / empresario) - aunque había recopilado más datos, decidió que era momento de parar para no abrumar al sheriff.

Seguidamente, cambió el tono de su explicación y así, recuperar la atención de Stalker, diciendo,

- En cuanto al "King´s Cross" he podido averiguar que es un burdel en las inmediaciones de Rockland. Es una zona de cazadores furtivos y destilerías clandestinas; en fin, gente pendenciera que no temen a la autoridad.

Robert Scott hizo una pausa, respiró profundamente y bebió con ansiedad el vaso de agua que estaba sobre la mesa. A continuación, miró al sheriff de reojo para comprobar si se mantenía atento a su explicación y este asintió para indicarle que continuase.

- Esta tarde fui a Rockland. Estuve en el "King´s Cross" y allí encontré a Claire, junto con otras chicas...

- ¿Pudiste hablar con ella? - le interrumpió antes de que Robert acabase la frase.

- No, no me atreví. Es el típico local donde miran mal a los forasteros y no era momento para hacerse el héroe. Tomé un par de copas y me marché rápidamente. Tienes que ayudarme a sacarla de allí. ¡Sólo confío en ti! - explicó ansioso

- ¿Irás a buscarla, no? - preguntó esperando una respuesta afirmativa.

- Te has arriesgado mucho, Rob, podrían haberte descubierto. A partir de ahora, debes dejarlo en manos de la policía.

- Ray, ¡Esa no es la respuesta que esperaba! ¡Debes salvar a esa chica!, ¡a todas!

- No, no he dicho eso. No te preocupes, voy a enviar un par de coches patrulla al "King´s Cross" y la sacaremos de allí. Pero antes de eso, ya sabes... está todo el maldito papeleo - respondió el sheriff.

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Stalker abrió el cajón de su escritorio y sacó una botella ya empezada de Jim Beam Black Label. Se acercó a la persiana y, mirando a Rob a través de sus lamas, se sirvió una copa. A continuación, se reclinó en su cómodo sillón de piel y disfrutó del bourbon, incluso sabiendo lo que estaba a punto de suceder.

Al salir de la comisaría, un escalofrío recorrió el cuerpo de Scott y, solo entonces, tuvo la sensación de que algo no iba bien. De regreso a casa, se desvió hasta el buzón de correo más cercano y allí depositó un sobre.

Unos minutos más tarde, el sheriff pudo oír los disparos que obligaron a reposar el alma de su amigo Rob sobre los escalones de la entrada de su propia casa.

- ¡A tu salud, amigo, a tu salud! - dijo el sheriff esbozando una tenue sonrisa.

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Veinte minutos más tarde, el ayudante del sheriff, James Dawson, entró en la comisaría aterido por el frío de esa noche. Vio la botella de Jim Beam, rellenó el vaso que se encontraba sobre el escritorio y apuró el bourbon de un sólo trago.

- ¡No vuelva a hacerme un encargo como este! - dijo a su jefe - ¡Rob y yo fuimos amigos!, ¡Más aún! ¡Casi como hermanos!

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Dos días después y muy lejos de allí, el cuerpo sin vida de la joven Claire descansaba en la orilla canadiense del lago Ontario.

(Continuará...)



Esteban Rebollos (Noviembre, 2015)



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sábado, 21 de noviembre de 2015

[ 3' 10'' ] Última noche en Derry - Serie Maine (II)




James releyó la carta que había escrito siete años atrás. Sacó la estilográfica Montblanc que ella le regaló en su primer aniversario y añadió una última frase. A continuación, con sumo cuidado, plegó la hoja en tres partes iguales y la introdujo nuevamente en el sobre. Durante unos instantes recordó tiempos mejores y una sonrisa de felicidad se reflejó en su cara.

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Sentado en aquel rincón, se sentía cómodo. El bar era ya parte de su propio hogar. En cualquier local que entrase se sentaba mirando hacia la puerta principal, con la espalda pegada a la pared y lo más cerca posible de la salida trasera. Había sido ayudante del sheriff y aún mantenía las costumbres de antaño. Desde hacía más de quince años aquella mesa era su preferida; la utilizaba en exclusividad desde que se encaró, pistola en mano, con un universitario que pretendía aprovechar aquel rincón para preparar los exámenes de fin de curso.

Sólo sentía el regusto a madera tostada durante los primeros tragos. Luego, su boca, anestesiada por el alcohol, ya no distinguía entre un Jack Daniel´s Single Barrel o un whiskey de esos que venden en botella de plástico. A pesar de llevar una hora en el bar no había cruzado una palabra con nadie, ni tan siquiera con la camarera. No hacía falta, le sirvió el bourbon de siempre junto con una sonrisa. Consideraba que todas las conversaciones de bar trataban sobre cosas banales, limitándose a tres o cuatro temas de hombres, entre ellas, hablar de mujeres y, en una ciudad tan pequeña como ésta, siempre era peligroso hablar de mujeres.

Al fondo, un viejo televisor mostraba imágenes de la guerra. Eran secuencias edulcoradas, censuradas por la propia cadena de televisión. Desde su rincón no distinguía más que manchas moviéndose dentro de una caja. Su miopía se había acentuado y las gafas requerían ya una nueva graduación. Por suerte, en las distancias cortas se desenvolvía perfectamente. Había echado un vistazo al periódico local, leyendo someramente los titulares, sin profundizar en las noticias. Derry no era una ciudad demasiado alegre, aunque frecuentemente, había curiosas historias que contar. Era un lugar mágico.

Miró su reloj. Ya era hora de irse. Apuró el trago con desgana, sabiendo que no le iba a causar ningún placer ese último sorbo. Dejó un billete de diez dólares sobre la mesa, apresado por el vaso vacío, y salió de “Falcon” sin despedirse. A pesar de su conducta solitaria, era muy apreciado por todos los habitantes del condado desde que, en su época de ayudante del sheriff, había sido un héroe. Fue el primero en llegar al Holiday Inn. Consiguió salvar de una muerte segura a April Whitaker, la joven recepcionista del hotel, cuando el establecimiento se incendió una fría noche de noviembre. Desgraciadamente, dos  personas murieron en el suceso y sus cadáveres nunca pudieron ser identificados.

El Consejo de la ciudad de Derry decidió concederle una condecoración al Mérito Policial por su hazaña, otorgándole la medalla de oro, una pensión vitalicia y obsequiándole con un reloj Omega SpeedMaster. Aquella fría noche consiguió la admiración de todos pero las graves quemaduras en manos y cara le obligaron a despedirse de su vocación, ser agente de policía.

Caminaba por la avenida Costello tambaleándose, tropezando a cada paso y apoyándose en las paredes para mantener el equilibrio. Mantuvo una conversación ininteligible consigo mismo durante todo el camino. Recorrió Kossuth Lane hasta llegar a Los Barrens y allí, apoyado en la barandilla inspiró aire queriendo limpiarse por dentro, intentando expiar sus pecados. Estaba decidido a acabar con todo. Darse un último baño en el Ken Duskeag; un riachuelo en verano, pero un gran río en invierno. Esa noche era el aniversario del incendio y sabía que no quería permanecer el resto de su vida enclaustrado en aquel cuerpo deforme pero, sobre todo, no quería vivir preso de sus propios remordimientos.

Sacó del bolsillo interior de su abrigo el sobre algo arrugado, lo alisó con la mano menos dañada. Después, con mucha calma lo apoyó sobre el banco del parque. De pronto una racha de viento tiró del sobre como intentando robárselo, y él, en un acto reflejo, consiguió agarrarlo al vuelo. Se quitó el reloj, y a modo de pisapapeles, lo posó encima del sobre asegurándose de que no volara nuevamente. El frío reinante calaba sus huesos hasta lo más profundo de su ser y a pesar de esto, no dudó ni un momento en proseguir con su cometido. Se introdujo en el agua y su cuerpo desapareció en la oscuridad. Sólo la noche fue testigo de su cuerpo recorriendo el canal, atravesando Bassey Park y apareciendo, unas horas más tarde, en la orilla del río Penobscot.  

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Al día siguiente, un muchacho, abrigado hasta las orejas, encontró los objetos sobre el banco. Miró el reloj, lo sopesó como queriendo calcular su valor y, al final, lo colocó en su muñeca. Al contacto con el metal helado el joven sintió un escalofrío. Rompió el sobre por uno de los laterales y extrajo la carta. Leyó sin mucho interés las palabras mecanografiadas hasta que su vista se centró en la única línea que estaba escrita a mano:
  “Soy culpable de la muerte de mi mujer y su amante”.

No comprendió su significado. Comprobó que no había nadie a su alrededor, hizo una bola con el papel y la arrojó al río. Se marchó sonriente, disfrutando de su nuevo hallazgo.

A pesar de todo, en su epitafio se puede leer:
 “James Dawson - Aquí yace un héroe - Orad por su alma



Esteban Rebollos (Noviembre, 2015)



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miércoles, 18 de noviembre de 2015

[ 3' 50'' ] Turno de noche - Serie Maine (I)






El nuevo ayudante del sheriff, James Dawson, había sido recomendado vehementemente por el alcalde. Su amistad se remontaba a la época en la que combatieron juntos. Y juntos habían compartido dolor, mujeres y metralla, todo ello, a partes iguales.

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En la recepción del hotel, la joven April Whitaker, miraba constantemente el reloj colgado sobre la puerta de entrada. Estaba tan ansiosa por encontrarse con James que no notaba pasar el tiempo. Siempre le habían atraído los uniformes y en Derry, a excepción del cuerpo de bomberos y los agentes de policía, ningún otro colectivo los usaba.

La chica descolgó el teléfono y marcó el número de la comisaría. A esas horas solo un ayudante permanecía de guardia en el turno de noche y ese no era otro que James Dawson. Él también estaba ansioso por recibir la llamada pero dejó sonar el teléfono lo justo para no quebrar la paciencia de April y, al descolgar, contestó con el tono habitual de un funcionario, para darse más importancia. A pesar de sus veinte años, al otro lado de la línea se encontraba una chica ilusionada como una adolescente.

Dawson desconectó el walkie de su base de carga, comprobó que tenía suficiente batería y lo enganchó en el cinturón junto al revólver. A continuación, descolgó el abrigo de la percha y se puso el sombrero que había dejado sobre el escritorio. Mientras cerraba con llave, viendo sus arrugas reflejadas en  el cristal de la puerta, se preguntó si no sería mayor para una relación con una chica quince años menor que él.

Una vez en el coche patrulla, conectó la emisora y salió del aparcamiento con la intención de hacer la ronda nocturna. Circuló despacio por la calle más concurrida y se paró a recoger un café en el único "take-away" abierto a esas horas; todo ello, únicamente para dejarse ver. Más tarde recorrería los sinuosos caminos de Bassey Park para volver con el vehículo lleno de barro. Ese trayecto ya justificaba su salida de la comisaría esa fría noche de noviembre.

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Un Chevy Camaro SS del '67 entró en el aparcamiento del Holiday Inn y estacionó en una de las amplias plazas frente a la zona de bungalows. April reconoció el coche de Brenda al pasar frente a la recepción e intuyó que esa noche habría problemas. Del automóvil se bajó una pareja, demasiado acaramelada como para ser un matrimonio. Las parejas no elegían ese hotel porque se encontrara alejado del centro, ni alejado de las habladurías de los vecinos de Derry sino por sus camas tamaño "king size", idóneas para noches de pasión.

La mujer llamó a recepción para que les sirvieran una botella de bourbon, un paquete de Marlboro y mucho hielo. Supongo que el hielo sería más para enfriar el tórrido ambiente que la propia bebida. Cuando Brenda abrió la puerta para recoger el encargo, no reconoció a April. Hacía tanto tiempo que había abandonado Derry que ya ningún rostro le era familiar. Su nueva vida en el condado de New Hampshire, como escritora de éxito, la hacía codearse con la clase selecta de aquella ciudad y solo se relacionaba con la plebe cuando necesitaba documentarse para un nuevo libro, como era el caso.

Brenda Swan alquiló el apartamento para toda la semana. Las noches anteriores había dormido acompañada por distintos hombres y esta noche tampoco sería diferente. Había conquistado a un empresario que perdía al "Blackjack" en el casino de Ocean Boulevard y se ofreció gustosa a mitigar su mala suerte, al menos, durante unas horas. Aquella noche él no solo perdería su dinero.

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Dawson estaba deseoso de acabar su ronda por Bassey Park y dirigirse al Holiday Inn al encuentro con April. Este tipo de escarceos amorosos se repetía con la joven, al menos una vez por semana, desde hacía un año. Aunque los dos estaban libres, el ayudante no quería dar a conocer su relación ya que la diferencia de edad no estaría bien vista por los puritanos de la ciudad y eso podría perjudicarle en la próxima elección para el cargo de sheriff.

Aminoró la velocidad justo al acercarse al aparcamiento y, nada más entrar, descubrió su antiguo Camaro a pesar de encontrarse estacionado en la zona más oscura. Dawson intentó no perder la calma y se dirigió a la recepción mientras soltaba improperios por su boca. Una vez allí, increpó a April, diciéndole

Sabías que esa puta estaba aquí. Deberías habérmelo dicho. ¡Después de lo que hizo con mi hijo, la mato! —le gritó a una April arrinconada tras el mostrador.

¡James, por Dios! Ven conmigo, ¡Olvídate de ella! - dijo asustada

Dawson no entró en razón y gritando le exigió la llave maestra que utilizaba la gobernanta, esa que provoca la envidia entre todas las limpiadoras. El aumento de la presión sanguínea se reflejaba en todo su cuerpo y con cada latido, su ira aumentaba. No podía perdonar lo que había hecho y desde hacía seis años solo pensaba en la venganza.

Parado, delante de la puerta y revólver en mano, contó hasta cinco antes de girar la llave. Sabía, por experiencia, que el factor sorpresa le proporcionaría unos inestimables segundos de ventaja. Ya se había encontrado en situaciones similares durante sus actuaciones como agente.

Se la encontró en la cama, fumando, tapada únicamente por una sábana. Esa imagen le hizo recordar tiempos mejores, cuando Brenda se apellidaba Dawson y estaban recién casados. Esos fueron los únicos buenos momentos en su relación, antes de abortar voluntariamente el hijo tan deseado por James. A continuación solo hubo lugar para el divorcio. 

La ventaja adquirida al principio se desvaneció durante esos breves momentos de ensoñación. Tras él surgió un hombre que le asestó un puñetazo en los riñones. No contaba con ello ya que April no le había advertido que estaba acompañada, aunque él debería haberlo supuesto. 

El dolor hizo que se doblase y perdiese su arma reglamentaria. Tumbado en el suelo recibió varias patadas y, por suerte, pudo llegar a la pequeña pistola que llevaba en el tobillo derecho. Se giró sobre sí mismo y disparó dos veces al pecho del hombre; éste se desplomó y fue a dar con su cabeza junto a la puerta de la entrada.

Tras incorporarse vio como Brenda le lanzaba la botella de bourbon y en un acto reflejo la golpeó al vuelo con su arma, rompiéndose en mil pedazos e impregnando de alcohol todo su cuerpo. Un nuevo vistazo a su exmujer le hizo sentir pavor; ella le lanzó la colilla de su cigarrillo, aún humeante, y su cuerpo empezó a arder. Dawson disparó nuevamente su arma antes de que el apartamento se quemase por completo. Fue April quien le sacó de allí. 

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Una breve llamada del alcalde de Derry al periódico local fue suficiente para persuadir al redactor jefe de que modificase los titulares previstos. Por cierto, ya de paso, también le convenció de que no mencionara la aparición de los dos cuerpos calcinados, todo ello, por mantener el buen nombre de la ciudad.


Al día siguiente la edición matinal del "The Bangor Daily News" daba la noticia de un trágico suceso:

"Héroe local sufre graves quemaduras tras salvar la vida a la joven recepcionista del Holiday Inn."





Esteban Rebollos (Noviembre, 2015)



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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Una década juntos





-¿Para qué escribes papá, si nadie te lee? - eso me preguntó Lidia refiriéndose a los relatos breves. Sinceramente, la pregunta, en ese momento, me dolió.
- ¡Otros juegan al Candy!. - le contesté sin pararme a pensar.

Al día siguiente, la pregunta todavía seguía dando vueltas en mi cabeza buscando una respuesta racional.
En lo relativo a las historias breves, hay varios motivos. El primero es tomármelo como un reto, practicar a base de escribir nuevas historias e intentar mejorar. Ese relato que lees en menos de cuatro minutos, en ocasiones, me lleva muchas horas realizarlo. Es necesario buscar información incluso para los detalles más insignificantes. Todos los lugares que aparecen son reales, es necesario repasar biografías y cuadrar fechas; toda una serie de requisitos para hacer la historia lo más real posible. Una vez escrito, requiere pequeños ajustes, corregir formas verbales, eliminar adverbios, modificar la situación de las comas, todo ello, para conseguir una lectura fluida y mantener el interés en todo momento. Aún así, siempre son mejorables.

En cuanto a la segunda parte de la pregunta (la que me dolió), sólo decir que escribo por el placer de hacerlo, sabiendo que muy pocas personas lo leerán. Un simple "me gusta" o un pequeño comentario, siempre es más importante por saber que alguien lo ha leído que por valorar lo escrito.

Lo dicho... ¡como jugar al Candy!.

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04.11.15

Un día como hoy de hace diez años empecé esta andadura, probablemente pensando que no tendría más continuidad que la propia experiencia de aprender a usar un nuevo medio de comunicación y luego quedaría, como otras muchas cosas, en el cajón de los olvidos. Milagrosamente, aún sigue abierto.

En esta década he intentado, sobre todo, ser honesto conmigo mismo e incluir aquellas noticias que consideraba interesantes, tanto a nivel social como personal. He querido mantener un carácter constructivo, en cierta manera optimista, aún sabiendo que quizás nadie las leyera. Lamentablemente, no siempre lo he conseguido.

Actualmente permanecen más de un centenar de entradas visibles, aunque han sido muchas las eliminadas al perder su interés o quedarse anticuadas. De todos modos, existen otras ocultas, en forma de borrador, a la espera de ser terminadas y publicadas algún día.

Seguramente, al igual que la historia se repite, algunos de mis post vuelven a estar de moda; de ahí que algunos entradas sean recurrentes. En ocasiones me gusta actualizar la información e incluir nuevos comentarios vistos desde la perspectiva del paso del tiempo. Otras veces, simplemente, me apetece rememorarlas.

A pesar de que el blog ha permanecido cerrado en múltiples ocasiones, casi siempre por motivos personales (estudios, trabajo o, simplemente, obligaciones  familiares), siempre he estado a la espera de noticias que avivasen la necesidad de expresar mis opiniones. Y así ha sido, siempre he encontrado una buena excusa para continuar alimentándolo.

Habréis notado que en los últimos tiempos ha dado un giro hacia contenidos relacionados con el cine y la literatura, incluyendo diversas reseñas sobre libros, críticas de películas e, incluso, algún que otro relato breve. De todas formas, no temáis, pronto llegarán otras entradas de lo más variopinto.

Por último, no quisiera despedirme sin dar las gracias a todos; a quienes habitualmente entráis en el blog por vuestra constancia y a los que habéis llegado por casualidad, os invito a volver cuando queráis, quizás la próxima vez haya algo que os interese.

De todos modos... ¡Gracias por vuestra visita!

jueves, 22 de octubre de 2015

"Mala Sangre". En Argentina también se pasa miedo....

... y, ahora, ¡no sólo en Argentina! Aquí está la prueba del delito.





Tras unas cuantas semanas de espera, por fin he recibido el libro "Mala Sangre", se trata de una recopilación de historias de terror, una antología surgida de la unión de trece escritores argentinos. Este es el primer volumen de la colección "PelosDePunta", colección creada por Luciana Baca, Narciso Rossi y Rubén Risso, serie que consta de otros dos libros, cuyos títulos son "Entre dientes" y "Mano dura", con trece historias de terror cada uno.

La editorial en su afán de lanzar una serie de relatos de terror contactó, a través de Internet, con escritores no conocidos pero con gran talento, dispuestos a ceder sus relatos para este reto. Debido a que este género suscita mucho interés en un país como Argentina, no fue difícil conseguir un grupo heterogéneo de autores, en su mayoría noveles, con muchas ganas de publicar sus escritos.

Si os preguntáis cómo he llegado hasta aquí, la respuesta es simple, por pura amistad. Uno de estos escritores es mi amigo Camilo Perotti, argentino (de Buenos Aires -no iba a ser menos-) y futbolero (del Boca -por supuesto-), pero sobre todo, con amplios, muy amplios conocimientos en la novela de terror, especialmente en la obra del maestro Stephen King.

Camilo, escritor aventajado, reciente ganador de un concurso de micro relatos orientados a la obra de King y, actualmente en plenas labores de preparación de su propia antología de terror, se ha lanzado a esta aventura literaria con una historia cuyo título es "El ángulo de la habitación". Esta es la historia de un trabajador nocturno que se enfrenta cara a cara con un aterrador monstruo. A destacar la novedosa ambientación y cómo el miedo puede aparecer en los lugares más conocidos por nosotros, como pueden ser, nuestro puesto de trabajo o nuestro hogar.

Con "Mala Sangre" no sólo nos encontramos con una variedad de escritores luchando por salir del anonimato y hacerse un hueco en este tipo de género, sino que es el primer paso hacia una reivindicación de literatura de terror en español, ya que este género está copado, casi exclusivamente, por escritores anglosajones.

Mientras esperamos por el nuevo libro de Camilo, amenizaremos nuestras vidas con esta trilogía de la colección "PelosDePunta", aterrorizados por relatos oscuros, perturbadores y mucha, mucha sangre

Ya os contaré....  de momento disfrutad de este video




Si te ha gustado este post y estás interesado en adquirir el libro, visita la página de los creadores de la Colección "PelosDePunta":

https://www.facebook.com/colpelosdepunta



Si has llegado hasta aquí, quizás sea porque has encontrado algo interesante que leer. Si quieres ver alguno de mis otros comentarios o relatos breves puedes acceder a la página principal desde este enlace "El Viento del Norte".
Te invito a volver cuando quieras para mostrarte las próximas entradas que escriba.
¡Gracias por tu visita!



lunes, 21 de septiembre de 2015

Día Internacional del Alzheimer (Campaña 2015)


Te recomiendo que lo veas a pantalla completa. "No te olvides"




Además, he querido retomar este post de hace 5 años, especialmente, porque creo que han habido pequeños avances en el estudio de esta enfermedad y eso nos da esperanzas a todos.

sábado, 12 de septiembre de 2015

[ 0' 7'' ] Microrrelato "SK"

Supongo que yo los maté. No lo recuerdo. El síndrome de abstinencia hace surgir mis peores instintos. Han sido muchos años drogándome con tus libros.

- ¡Hoy no tengo nada que leer!

Sí, ...yo los maté.

Relato breve en agradecimiento a Stephen King.





I suppose I killed them. I don't remember it. Abstinence syndrome emerges from my worst instincts. I've been addicted to your books for a long time.

- Today I have nothing to read about!

Yes, ...I killed them.

A short story in gratitude to Stephen King.


martes, 8 de septiembre de 2015

La saga "Millennium" continúa







27 de Agosto de 2019 (Actualización rápida)

Una vez más decido actualizar este post, el motivo es que han aparecido en el mercado dos nuevos libros de la saga, escritos por David Lagercrantz:

"El hombre que perseguía su sombra" (2017)
"La chica que vivió dos veces" (2019)

Sinceramente, mi pérdida de interés por la continuación de la saga hace que solo me asome aquí para incluir el nombre de los libros. Como no puedo dar una reseña, os remito a las diversos comentarios que podéis encontrar en Internet.


8 de Septiembre de 2015 - Dedicado a Stieg Larsson (1954-2004)

Seis años después, retomo este post para incluir una noticia sobre la mítica saga. Tras la muerte de Stieg Larsson en 2004 y conocerse la existencia del manuscrito de la nueva novela, sólo era cuestión de tiempo que se publicase esta cuarta entrega.

"Lo que no te mata, te hace más fuerte" (2015), cuyo título original es "The girl in the spider´s web", mantiene los dos protagonistas, el periodista Mikael Blomkvist y la estrafalaria "hacker" Lisbeth Salander, junto con nuevos personajes, más acción y suspense. Por otra parte, también se ha desvelado que la trama no sólo se desarrolla en Suecia, sino que parte se desenvuelve en Estados Unidos.

Coincidiendo con el décimo aniversario de la publicación de la primera novela, la editorial Norstedts ha realizado una buena promoción a nivel mundial, con casi tres millones de ejemplares editados, distribuidos en más de cuarenta países. Un lanzamiento así promete convertirlo en un nuevo "best-seller".

¿Y el autor de esta cuarta parte? Efectivamente, aún no he querido hablar sobre el nuevo "Larsson". Se trata de David Lagercrantz, también sueco y periodista, 53 años, que asegura haber puesto "pasión" en el encargo y mantener el estilo del autor fallecido. No deja claro hasta qué punto se ha basado en el polémico manuscrito. Yo a eso lo llamo otra cosa.

Queda claro que, aunque sólo sea por el interés suscitado, habrá que leerlo y opinar con fundamento. Sólo espero llevarme una grata sorpresa y, en el siguiente post, poder felicitar al escritor. De momento me reservo la opinión pero, hasta entonces, os dejo esta pregunta.

¿Os imagináis que publicasen una nueva entrega de "El Señor de los Anillos"? Efectivamente, ...ya no sería Tolkien.

P.D. Recientemente he visto la película "El niño 44", protagonizada por la misma actriz que encarnó a Lisbeth Salander en la trilogía cinematográfica, Noomi Rapace. Eso sí es un registro totalmente distinto.

18 de Junio de 2009

Hoy se pone a la venta la tercera entrega de la saga "Millennium".
Bajo el título "La reina en el palacio de las corrientes de aire" (2007) se intenta atar casi todos los cabos sueltos de la trilogía y digo "casi todos" porque ¿quién sabe si algún día tendremos un Millennium 4? Parece ser que el escritor sueco comentó, poco antes de morir, que el cuarto libro estaba casi terminado pero, al haber problemas entre los herederos, no se sabe quien tiene el manuscrito inconcluso.
A pesar de todo lo comentado hasta ahora, no pelearé por atrapar una primera edición, no porque no tenga interés, sino por el hecho de que prefiero los libros con tapas duras (cartoné). Siempre he considerado que la encuadernación "rústica" tiene muy mala vejez, sobre todo, si es el típico "best seller" que leemos varias personas en la familia. Me toca esperar hasta que salga en el "Círculo de Lectores".
Por tanto, paciencia o... Internet.


12 de Junio de 2009

Acabo de ver la película y es cuestión de matices.
Para quienes no hayan leído el libro, les parecerá un film entretenido, pero... ¿cómo resumir las 100 primeras páginas en los 2 primeros minutos?¿cómo mostrar los sentimientos de la protagonista sólo con imágenes?
Según la estaba viendo, recordé cuando subrayaba los párrafos importantes de mis apuntes de estudiante; es cierto que lo más importante era lo marcado pero había que leer el texto completo para entenderlo de verdad. Pues con la película pasa lo mismo, se pierde la verdadera esencia del libro y sólo queda una historia, mejor o peor contada.

Como siempre, entre libro y película... me quedo con el primero.


9 de Junio de 2009

¡Excelente!

Ahora a por la segunda parte, "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina" (2006)(ya no me extraña el título), pero se acabaron las horas delante del ordenador, en cuanto pase la chica del "Círculo de Lectores" me compro el primero, el segundo y encargo el tercero.


Por cierto, el asesino es... el mayordomo, ¿está claro, no?


5 de Junio de 2009 (Post original)


"Harriet Vanger desapareció hace 36 años durante un carnaval de verano en la isla sueca Hedeby, propiedad prácticamente exclusiva de la poderosa familia Vanger. A pesar del despliegue policial, no se encontró rastro de la muchacha de 16 años. ¿Se escapó? ¿Fue secuestrada? ¿Asesinada? Nadie lo sabe: el caso está cerrado, los detalles olvidados."

...

Tengo que reconocer que hasta hace pocos días desconocía la obra del escritor Stieg Larsson (Suecia, 1954-2004), pero gracias al estreno de la película "Los hombres que no amaban a las mujeres" (2005), he descubierto que los "best-sellers" no son casi exclusividad de la lengua anglosajona.

Quizás, sea hora de familiarizarse con personajes como el industrial Henrik Vanger, el periodista Mikael Blomkvist y, especialmente, con la tan poco convencional hacker Lisbeth Salander.

Ante unos protagonistas con semejantes nombres, difíciles de memorizar y, casi imposibles de pronunciar, mi primera intención fue la de ir directamente al cine a ver la película sin, tan siquiera, intentar hojear (con "h") el libro, pero... cometí el error de descargar los dos primeros capítulos que "Casa del Libro" nos ofrece a través de Internet.

Enganchado desde el principio, me lancé a la red en busca de la versión completa en PDF y tras descargarla y, a pesar de lo cansado que es mirar la pantalla del ordenador, ya he leído este primer libro de la trilogía "Millennium".

Aunque se trata de una obra de fácil y rápida lectura, reconozco que al principio es un poco tedioso desenmarañar la genealogía de la familia Vanger, pero unos capítulos más adelante os resultará tremendamente emocionante.

Nota: Por cierto, un error imperdonable, el 22 de Septiembre de 1966 no fue Sábado, sino Jueves (Ya lo entenderéis...)

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Saga "Millennium"

- "Los hombres que no amaban a las mujeres" (2005)
- "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina" (2006)
- "La reina en el palacio de las corrientes de aire" (2007)

- "Lo que no te mata, te hace más fuerte" (2015)
- "El hombre que perseguía su sombra" (2017)
- "La chica que vivió dos veces" (2019)

y, seguramente, habrá mas...






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