jueves, 24 de abril de 2025

[ 2´ 00" ] Entre Cáncer y Capricornio






A mi gran pasión...

A estas alturas de mi vida ya no busco un amor como el que disfrutamos. Es cierto que veintidós años en común, doce de ellos de matrimonio, dieron para muchos momentos inolvidables y, otros, que no lo fueron tanto.

Los primeros años luchamos por nuestros derechos y, a pesar de toda la polémica generada, logramos casarnos ante sus miradas de desaprobación. Más tarde, un conato de divorcio casi nos arruina la vida; por suerte, fue algo pasajero que solucionamos con una emotiva reconciliación.

Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Ese maldito cáncer fue el preludio de años de angustia, momentos de falsas ilusiones y, por supuesto, dolor, demasiado dolor.

Cuando recibimos el diagnóstico no solté tu mano; quise darte ánimos. Durante el postoperatorio me mantuve junto a tu cama. Y tras las sesiones de "quimio", fui yo quien te ayudaba en la ducha y te acostaba. No me arrepiento de nada.

Por suerte, una inesperada tregua durante el tratamiento nos permitió adelantar los viajes que habíamos programado para nuestra jubilación, esa que nunca podremos disfrutar. Curiosamente, esa época la recuerdo con ternura. Todo el cariño que nos dimos compensó con creces las dificultades.

Y cuando lo creíamos superado, una metástasis agresiva resultó ser nuestro "principio del fin".

Te besé por última vez hace seis años, pero tu rostro, frío, no reaccionó al contacto de mis labios. Partiste sin mí un 7 de febrero, tan solo una semana antes de que pudiera entregarte mi regalo. Ese mismo que llevo colgado en mi cuello.

Ahora, en los momentos que siento nostalgia, me consuelo revisando las fotografías de aquellas escapadas. Y cuando llega el aniversario, aún me emociono viendo el vídeo de nuestra "segunda" boda, en Dubrovnik, frente al Adriático.

Hoy te traigo rosas. Te conozco y sé que hubieses preferido algo dulce, pero los bombones no soportan bien estar a la intemperie, además, siempre dijiste que las flores eran como el amor: "Efímeras, pero hermosas mientras duran".

Siempre te querré.

Esteban Rebollos (Febrero, 2025)


- Nota del autor:
Porque el amor no entiende de casi nada; ni género, ni edad, ni riqueza, ni distancia, ...ni mil cosas. Lo dicho, de casi nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario